No desesperes!!, tu también “madurarás”
Si es lo que yo digo, que no se puede estar en misa y repicando, que todo tiene un límite, que nuestra condición femenina de mujer poderosa multiusos, polifacética, infalible e infatigable también tiene puntos “negros”, que después de todo somos “incluso” humanas, además de estar “divinas”.
Os cuento, a incluir en el “anecdotario”, una de las mías:
Amaneció “otro” de esos días de itinerario agobiante, una planificación al minuto, había que “zanjar” un montón de asuntos domésticos antes de salir a trabajar y a otros quehaceres de obligado cumplimiento. Como colofón a ese rato intenso tenía que llevar al contenedor 4 repletas bolsas de basura doméstica, y como siempre, el cálculo de tiempo quedó escaso, por lo que decidí ahorrarme el paseo y meterla en el coche para tirarla en el primer contenedor de camino a la salida. En otras ocasiones la dejaba en el maletero, error!!, el olvido estaba garantizado, por lo que decido dejarla a los pies del asiento del copiloto, que no pasaba en absoluto desapercibida!!.
Inicio mi camino, transcurridos 23 kilómetros, levanto el brazo derecho e inspiro buscando la procedencia de ese nauseabundo hedor que percibe mi nariz. Búsqueda infructuosa, la ducha previa, el baño con leche hidratante y el desodorante habían dado sus frutos, para que no me quedara lugar a dudas repito la operación con el otro brazo, nada de nada. Por el rabillo del ojo derecho observo algo voluminoso y pienso: la mochila y la carpeta, todo lo guardé en el maletero, entonces: qué es eso?.
A3, km. 48, 36º, sol frontal y por supuesto, sin contenedores a la vista.
Si es lo que yo digo, que no se puede estar en misa y repicando, que todo tiene un límite, que nuestra condición femenina de mujer poderosa multiusos, polifacética, infalible e infatigable también tiene puntos “negros”, que después de todo somos “incluso” humanas, además de estar “divinas”.
Os cuento, a incluir en el “anecdotario”, una de las mías:
Amaneció “otro” de esos días de itinerario agobiante, una planificación al minuto, había que “zanjar” un montón de asuntos domésticos antes de salir a trabajar y a otros quehaceres de obligado cumplimiento. Como colofón a ese rato intenso tenía que llevar al contenedor 4 repletas bolsas de basura doméstica, y como siempre, el cálculo de tiempo quedó escaso, por lo que decidí ahorrarme el paseo y meterla en el coche para tirarla en el primer contenedor de camino a la salida. En otras ocasiones la dejaba en el maletero, error!!, el olvido estaba garantizado, por lo que decido dejarla a los pies del asiento del copiloto, que no pasaba en absoluto desapercibida!!.
Inicio mi camino, transcurridos 23 kilómetros, levanto el brazo derecho e inspiro buscando la procedencia de ese nauseabundo hedor que percibe mi nariz. Búsqueda infructuosa, la ducha previa, el baño con leche hidratante y el desodorante habían dado sus frutos, para que no me quedara lugar a dudas repito la operación con el otro brazo, nada de nada. Por el rabillo del ojo derecho observo algo voluminoso y pienso: la mochila y la carpeta, todo lo guardé en el maletero, entonces: qué es eso?.
A3, km. 48, 36º, sol frontal y por supuesto, sin contenedores a la vista.
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